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jueves, 14 de abril de 2011

“Del otro lado del árbol” de Mandana Sadat.México, Editorial Fondo de Cultura Económica, 1998. Colección Los especiales de: A la orilla del viento.

Este libro

de Sadat tiene algo particular y es que solo tiene dos textos, el titulo y la conocida frase “había una vez…” que aparece a la mitad del cuento, lo demás es pura ilustración. Del otro lado del árbol cuenta la historia de una niña que camina por el bosque y de repente ve una casa con la luz encendida brillando por la ventana, se acerca y ve una horrible anciana transfigurada por el fuego, entonces huye de allí y se esconde detrás de un árbol, la anciana sale y va en busca de la niña, se sienta detrás del árbol y empieza a narrar una historia de un dragón juguetón, la niña entonces se mete en la historia narrada y se divierte con este dragón, hasta que la anciana termina la narración y el dragón desaparece, pero la niña pierde el temor y se sienta junto ala anciana del mismo lado del árbol.


En la pasta de este libro aparece la imagen de la anciana en colores tierra, y el titulo del libro pareciera salir de su boca, lo cual motiva al lector a continuar y da indicios de que la anciana nos va a narrar algo, de ahí en adelante Sadat usa un trazo muy simple para ilustrar la historia, usa esquemas mínimos de representación que el lector fácilmente relaciona con el objeto representado, asemejándose mucho a los dibujos que se realizan en la primera infancia.
Así, en la cubierta aparece la niña que se asoma tras un árbol, las ilustraciones del cuento se desarrollan en doble pagina, de esta manera en la siguiente pagina se empieza a desarrollar la trama, Sadat ubica la niña al lado derecho e inferior de la pagina, induciendo a pasar la pagina, la forma orgánica de sus cóleras (o moñas) del cabello con la forma curva de su vestido y los arboles inclinados generan movimiento a la escena y demuestra el estado de animo alegre de la niña, en la siguiente escena la niña se ubica en el lado inferior izquierdo de la pagina, detrás de un árbol, la dirección de sus cóleras, sus manos y su mirada guían la lectura por la línea de la colina hasta la casa que se ubica en el extremo derecho superior de la pagina, y la cual tiene una ventana iluminada, en colores amarillo y anaranjado, (son los únicos que aparecen, pues el resto de trazos son a blanco y negro, la figura de la casa no esta completa, lo que genera un fuera de campo y el deseo de continuar, sin embargo cuando uno espera la continuidad del pasaje, Sadat mantiene un solo escenario, el mismo solo que la niña se ubica junto a la casa observando por la ventana, de nuevo la forma del cabello nos da una pista de lectura, pues éste separado hacia los lados da la sensación de sorpresa, y evidentemente cuando pasamos la pagina aparece en un primer plano lo que observo la niña, una anciana transfigurada por el efecto del fuego en su sombra, usa colores oscuros contrastados con los rojizos del fuego, dando al lector la sensación de lo que sintió la niña al mirar por la ventana, en la escena siguiente se vuelve al plano general de la casa y el árbol, pero ubica la niña cerca de la casa, corriendo en sentido contrario de esta, luego se ubica la niña con los ojos cerrados detrás del árbol desde el cual vio la casa, y la anciana la sigue a menor velocidad, la casa ya ha dejado de estar iluminada, la anciana se ubica del otro lado del árbol y la niña se empieza a ver interesada cuando la anciana narra “ había una vez…” frase que se continua con la cola del dragón el cual esta en posición fetal, pues nace de la boca de la anciana, de la narración que ella hace, éste tiene los colores naranja y tierra como, los que producía el fuego y la anciana en la casa, la anciana entonces cierra los ojos, mientras el dragón y la niña se miran. Y dragón y niña se divierten atravesando este ultimo la escena y saliéndose del formato, pero la anciana abre los ojos, y engulle al dragón, el cual se mira con la niña la cual se despide con la mano, y se ubica entonces al lado de la anciana, en este momento su cabello esta tranquilo sobre sus hombros y sus mejillas como las de la anciana están ruborizadas de color naranja, el mismo color que salió de la casa y dio origen al dragón, el color cálido de la narración, lo que indica que las dos conocieron una historia que les permitió acercarse, y ala niña vencer sus miedos.


Este es un libro álbum que deja una gran enseñanza con relación a las concepciones que se tienen del anciano, resaltando el valor de su oralidad, pues aunque a veces asuste su apariencia física, poseen una historia de gran valor para la vida de los pequeños. También de cómo al escuchar al otro se pueden lograr acercamientos que de no haber dialogado no se hubieran logrado. Sadat también demuestra la sencillez de una gran enseñanza, pues, tanto la narrativa sencilla del cuento como sus trazos simples demuestran que se pueden lograr grandes enseñanzas sin extravagancias innecesarias.
Aplicación.
Este cuento es ideal para estar frente a frente con el lector, pues uno mismo determina la velocidad de la lectura, y cuando alguien la realiza puede complejizar la narración de los detalles como quiera ó tanto como pueda, así por ejemplo se le puede pedir a alguien que lo observe y lo narre para que los demás imaginemos lo que va leyendo, o hacer o hacer pausas en la lectura que generen expectativa como cuando la niña esta viendo por la ventana, preguntar que será lo que hay dentro de la casa. Lo he visto leer a varios niños y adultos, y casi todos coinciden en hacer una primera lectura rápida del cuento para ver lo que pasa, pero luego empiezan a narrar los estados de ánimo de la niña y a explicar los porque, lo vual hace mas rica la lectura, por ejemplo: “la niña estaba asustada y se tapaba los ojos porque la bruja la iba a encontrar”. De esta manera el cuento de Sadat se puede abordar a cualquier nivel de escolaridad, pues no es necesario saber leer el alfabeto para poder comprender la historia, este es uno de los libros que recomendaría tener en casa, para que los niños se acerquen a la lectura y los adultos nos reencontremos con la fantasía y la sencillez de la lectura de ilustraciones.
Recomiendo leer también Mi león, también de Mandana Sadat; La sorpresa, de Sylvia van Ommen.

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